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domingo, 3 de julio de 2011

El mundo de un pequeño furby

Había una vez una chica de mediana estatura que se perdió una tarde en un frondoso bosque. Al principio se sentía asustada rodeada de árboles y ruidos que no sabía de donde venían. Intentó orientarse y así poder llegar a casa a tiempo. En ese momento, apareció un duendecillo que decidió ponerla a prueba. Le indicó que para poder salir del bosque necesitaba tres cosas: lealtad, valentía y sinceridad. 
Ella decidió seguir las indicaciones del duendecillo y así comenzó el primer reto: debía confiar en él aunque la ocasión lo pusiera en duda. Así fue como la pequeña atravesó una cueva, pasadizos y demás lugares baldíos delante del duende. Salió ilesa de cada lugar y con esta prueba le demostró su lealtad al duende.
En segundo lugar, se enfrentó a todos y cada uno de sus miedos. Sus labios pronunciaron todo aquello que tenía guardado en su corazón, puso límites a aquellos que lo merecían y brindó su amor a esa persona que llevaba años amando. Así, fue como demostró valentía al pequeño ser.
Y finalmente, debía de reflexionar y contarle como se sentía después de haber superado las dos pruebas anteriores.
Ella le contó que se sentía libre, pudo respirar tranquila y recobrar la vida que creía atrapada por sus miedos. Entonces, el duende reconoció su mirada y palabras sinceras.
La joven consiguió ver entre la arboleda el camino a casa y los rayos del Sol iluminando el paradero en el que se encontraba.
Así es como yo os digo pequeños amigos, que las tres pruebas superadas por la protagonista no es sin más otro camino para conseguir la felicidad, perseguir nuestros sueños y nunca nunca, dejar de sentir que estamos vivos.

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