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miércoles, 28 de noviembre de 2012

1- Un cambio


-Corría el año 2008, y sentía un gran vacío. Algo me faltaba, quizás fuesen aquellas salidas con los colegas un sábado de tarde o, tal vez, perderme entre las canciones de un gran grupo: Mägo de Oz. No lo sé.-Pensó.

Kevin deambulaba entre pensamientos mientras atravesaba, a toda prisa, el bullicio de la gente en hora punta. Todos los días la misma historia. El instituto, comer con mi abuela, estudiar, jugar quizás un ratillo y volver a dormir... Así iba todo hasta que llegó el verano y después, otro detonante: San Mateo. Viejos y nuevos amigos, otros ambientes y rollo distinto.

Ya no importaba el alboroto de la multitud que corría por las calles un día laboral. Prisas, siempre iban con prisa. No tenían tiempo ni para fijarse que llevan un calcetín de cada color, el pelo grasiento y cara de pocos amigos. Todos estaban de lunes pero, para él era distinto. Su reloj no perdía la carrera y, así era como, en un abrir y cerrar de ojos, volvía a llegar el sábado, la bebida y los buenos amigos.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Amnesia

- Luz, mucha luz. Varias rostros difusos me rodean, con sus batas blancas y mascarillas. Su expresión de alegría o de espera. Gesto, sudor... Todo a contrarreloj.- Pensé.
-¡¡Sara!! ¡¡Estás despierta!! - Exclama una voz fémina desde una esquina de la sala.- ¡¡Sara ha abierto los ojos!! ¡¡ Qué alegría!!
- Hmmm... ¿Qué ha pasado? Estoy llena de cables y de ven...¡Ay!... Puntos... - Me quejé.

Él se acerca, con los ojos desbordados por lágrimas y una sonrisa de oreja a oreja.
-Sara... Qué alegría... Estás despierta. Te estuve buscando por todo el hospital... Se habrán dado cuenta ahora los médicos de que ya...
-Emm... ¿y tú quién eres?- Le corté.

Todos los que se encontraban en la sala en aquel momento se quedaron atónitos. ¿Quién era?, ¿cómo que quién era?.

-No sé por qué te alegras tanto, perdona que te diga, pero no te conozco de nada.- Dije.
-Pero... Sara... Te conozco desde hace...
-Mira no sé quien eres ni lo que quieres, sólo sé que estoy aquí cableada, entera vendada y sin saber cómo llegue. ¿No será cosa tuya que yo acabara aquí, verdad?. Un chico, quizás arrepentido, que viene hasta aquí para disculparse de lo que le ha hecho a una chiquilla cualquiera- Ironicé- ¿Qué soy la número 20 de tu lista negra?. Si has venido aquí para reírte de mí, no lo has conseguido... Vete con tus bromas de mal gusto a otra parte, a mí déjame tranquila que bastante tengo con estar aquí maniatada.

-Pe.. Pero...
-Fuera.- Le corté señalando la puerta.

Así, sin mano izquierda... Ni derecha por supuesto. Con rotundidad, mal humor y una mirada dura.
Sin miramientos. Se volvió a echar en la cama mientras había robado a cuchilladas el motivo de vivir de aquel buen chico.

-Adiós Sara... Espero que te recuperes pronto- Dijo entre lágrimas mientras dejaba tras de sí a la gente de la habitación, los cables y los médicos, las sangrantes palabras que le arrebataron el aire y su gran amor.

martes, 18 de septiembre de 2012

Un haz de luz

La sala de espera de un hospital es uno de los tantos espacios vitales que te gustaría evitar a toda costa. Prisas, llanto, alegrías, duda, esperanza. Muerte y vida. Como la de Sara, su alma se balanceaba de un extremo a otro mientras que los médicos, incesantes, le realizaban todo tipo de pruebas a contrarreloj.

[...

Respira. Duerme. Respira. Y cae al mundo real.
-Kevin, ¡ha despertado Kevin!-Grita una enfermera mientras se apresura a ver al muchacho.
-¿Dónde estoy? ¿por qué hay tantas luces? ¿quién es usted?- inquirió confuso.
-Kevin te has desvanecido cerca del puerto y un pescador ha avisado a urgencias en cuanto os vio.
-¿Nos? Pero si yo estaba solo en el puerto... Oh no espera. Sara, ¿cómo está? ¿la han traído a ella también?. Quiero verla. Déjame verla... Por favor- Se llenó de lágrimas.
-No es recomendable que la veas... Necesitas descansar.-Contestó la enfermera dándose la vuelta.
-Pero... Por favor, ella es muy importante para mí ¿sabe?

Sus palabras se estrellaron contra la puerta de la habitación. La mujer no tenía tiempo que perder en entender por qué esa niña era importante para su paciente. No había tiempo. Pero ahora más que minutos, necesitaban un milagro.

[...

Luz. Recuerdos. Fotos, muchas fotos. Más luz y cientos de episodios de una vida. Personas que partieron ya a una tierra de paz, dejando a su quehacer a sus jóvenes lebreles. Sin embargo, en momentos de extremo dolor de sus seres queridos que aún habitan en el planeta azul se reaparecen en sueños proyectando nuevas vías de escape ante su desdichas.
-Sara, cariño...
-Abuelo... ¡Cuánto te echado de menos!- La muchacha corre hacia el feliz, por un sendero empedrado rodeado de árboles y ríos.
-Dame un abrazo Sara- Susurro el anciano- No puedo estar mucho tiempo contigo- Lamentó.
-Pepín ¿por qué no?. Todo es perfecto, tenía muchas ganas de verte y de saber que estás bien.
-Sonrió- Porque tienes a tu gente esperándote. Están pendientes de tus pulsaciones, de tus gestos... Se han unido todos, arreglaron los rif y rafes del pasado... Ahora sólo les importa que tú vuelvas en ti.-Rió- A mí me tienes siempre: en tus sueños, tus historias, los libros que me escribiste cuando estaba en el hospital y en cada paso que das cada día... Siempre estaré acompañándote. 
-Abuelo...- Se estremeció entre lágrimas- Gracias... Te quiero.
-Recuerda. Siempre estaré cuidándote.-Sonrió mientras su imagen se desvanecía en un haz de luz.

[...

Se ha ido. Nada de batas blancas ni órdenes. De vías para el suero ni máquinas que piten desquiciadas.
-Desquiciado estoy yo, sin saber donde ir. Donde está Sara. A qué puerta picaré y con cuantos médicos tendré que quitar del medio para verla.-Pensó y echó a andar. Mirando a cada lado. Cada número, cada familiar y cada uno de los gritos de alerta del personal sanitario.

Un número, una corazonada: 812. No se oían llantos, ni gritos. Sólo murmullos de un montón de personas que estaban al otro lado de la puerta. ¿Expectantes, felices,esperanzados?
-Sara...-Abrió la puerta.

sábado, 15 de septiembre de 2012

Perdiendo la fe

Era tarde. Como cada día, mes o año siempre se hacía tarde. La brisa marina ambientaba la noche. Las olas rompían junto a los atolondrados pensamientos de una chiquilla que se sentaba al borde de un pedrero. Su mirada apuntaba al horizonte donde se perdía ella, el mar y sus recuerdos. El viento atizaba cada vez más frío en ráfagas que la envolvían y acunaban en esa peculiar noche veraniega.

[...

El tren llegó exhalando el último suspiro del día. Él se bajó, miró a cada lado de la estación sin encontrar un motivo para sonreír. Nada. Todo.
-¿Dónde estará esta rapacina?-murmuró.

Asturias. Con su paisajes y su gracia. Su gente, sus escondrijos y sendas. Su amor a lo bueno y los momentos que te roban el corazón. Lugares que se quedan con nuestras almas con el toque de sus manos. Así, como si nada. Tierra de lluvias y mal tiempo. De trabajadores, sidras y sentimiento histórico. Asturias, tierra de tierras, de amores, de atardeceres y acantilados. El hogar en el que habita la mitología y la magia cualquier día del año. Asturias...

El muchacho echó a correr sin rumbo, en busca del final del asfalto, de la gente, sus bromas y chistes inundados en vino. Un sentimiento tenía encadenado su corazón, mientras que, los pensamientos lo atosigaban envenenando su cabeza.
-Llegaré tarde y no me lo perdonaré nunca- Pensó.

Así sus pies volaron acompañando al viento, como un halcón peregrino. Nadie respondía a las llamadas, ni a sus gritos...
Cayó de rodillas en la negrura de un callejón sin salida, exhausto y ahogado entre sangrantes lágrimas.

[...

Blanco era su vestido y su melena rubia jugueteaba con los murciélagos que salieron de caza sedientos de nuevas víctimas.
-Ya nada tiene sentido. Ni el tiempo ni la espera... El infierno poco tardará en encerrar este mundo en llamas.

Quería librarse de ese tormento aunque tuviera que perecer junto a sus pensamientos. La soledad no ayudaba para dar luz a la maraña  de dudas que anidaron como un nido de serpientes en su mente.

Se despojó de su vestido, de sus cosas... Desparramó las fotos de su cartera como cientos de agujas sobre aquellas rocas. Fotografías de carnet serias, sonrientes, cargadas de recuerdos y de tristeza. Esas personas ya no estaban junto a ella. Lo había perdido todo. O eso creía...

[...

Una playa. Multitud de castillos de arena, pozos, hinchables y balones. Niños y mayores. Risas.

-No pido mucho. Si alguien intenta conquistarme tiene que llevarme allí de noche- señaló a un pedrero a lo lejos de la orilla- Significa mucho para mí.

El recuerdo se esfumó tan rápido de la mente del muchacho que en un abrir y cerrar de ojos estaba allí, en el pedrero, envuelto en la oscuridad de la noche cuando de repente vio un vestido blanco volar...

-¡¡Sara!! No lo hagas. No lo has perdido todo. ¡¡No lo hagas!! - Gritó con las pocas fuerzas que le quedaban, desfallecido y con el corazón roto en mil pedazos al ver a la joven saltar al vacío entre los grandes bloques de piedra.

Se paró el mundo, las olas, los murciélagos y su respiración. Sus piernas no respondían y las lágrimas se debatían en duelo por caer a la tierra.

-Sara...-Suspiró cayendo a un sueño oscuro y profundo, no la noche.



martes, 17 de julio de 2012

Último adiós

{La fiesta...

Ciento y la madre. Así la defino, no cogía ni un alfiler más en aquel bar de copas. Lugar de recuerdos, de reencuentros, de pasiones silenciadas por el miedo. Bar de esperanzas y deseos, de caricias, de enfados y borracheras. Pub de amigos. Nuestra segunda casa.

La noche bailó con la armonía ambientada por nuestras canciones favoritas, el alcohol, las risas y alguna que otra lágrima por la despedida de Sara. Abrazos y más abrazos, algún recuerdo fugaz de una de nuestras noches locas... Qué buenos momentos y qué grandes amigos.

Y así pasó el tiempo, hasta que llegó la hora de marchar.
Marcos no se separó de Sara en toda la noche, no quería dejar escapar esos últimos minutos del día pues no la volvería haber en bastante tiempo. Eran inseparables, donde iba uno iba el otro. Eso sí, sólo como buenos amigos.

Dudas y dudas. Marcos deambulaba por el local con sus pensamientos desordenados.
-Hablar con ella o no... Esa es la cuestión- Pensó. No se sacaba de cabeza aquel acelerón cardíaco que empezó a funcionar hace un par de semanas.

Sara también dudaba. Se lamentaba de haber esperado tanto tiempo a hablar las cosas. Sin embargo, para ella era tarde. Iba a partir al otro extremo del país, a saber por cuanto tiempo. Una oferta laboral hizo que su vida girase 180º, y además, quería seguir estudiando cualquier cosa con tal de aprender y llenar los ratos vacíos.

El tiempo pasaba y la música poco a poco cautivaba los corazones de los jóvenes fiesteros, que ya llevaban alguna copa de más.

Se despidieron. Último adiós de la noche, abrazos, besos y los mejores deseos por las tierras lejanas donde viviría quién sabe cuánto.

Pero, el cuerpo de los dos amigos echó el pistón. Su mente se cerró en el momento que entendieron que no era demasiado tarde...}

lunes, 16 de julio de 2012

La despedida

Las manecillas del reloj perdieron la noción del tiempo. Había llegado el día en el que Sara debía decir adiós a su tierra por unos meses para seguir con su vida de universitaria en el otro extremo del país.

-La ropa, las libretas, el DNI, los libros, mis discos, el móvil...



Y empezó a sonar, parecía un loco solitario el día que se encontró con un ser vivo después de semanas a la deriva.
-Sara!!- Gritó una voz expectante
-Hola Leire, ¿cómo estás?- Pregunté sonriente
-Muy bien. Llamaba para desearte un buen viaje que la fiesta de ayer para despedirte quedó en nada, aunque lo pasáramos bien. Y, y... Que te voy a echar de menos - Susurró con la voz entrecortada por las lágrimas.
- Estaré bien y vendré pronto. Y saldremos a destruir las discotecas y a conocer canis... Para que luego pases un año recordándomelo y riéndote. Tonta que voy a estar aquí en nada y procura estar atenta que te llamaré para saber novedades. - Reí- Aunque en este momento me apetezca atravesar el teléfono y darle un fuerte abrazo a una de mis mejores amigas, a la que estuvo en las buenas y malas y con la que aprendí que se puede llorar también de alegría, de tantos buenos momentos... Todos aquellos que sellaron a fuego un verano y las sonrisas permanentes. Esos días que nos dieron alas para soñar despiertas y conocer gente increíble- Pensé.
-¿Sara estás ahí? que no me contestas jajajaja, ya viste a algún armario fijo... Pues eso, que tengas un buen viaje cuídate mucho ya me invitarás a la fiesta que habrá por allí- Ríe.- Un beso cuídate, hasta luego.
-Hasta luego, gracias por llamar un beso.

Así con una sonrisa, las dos amigas colgaron sus teléfonos envueltas en un suspiro que, para el que no lo entienda, dice todo lo que un presidente de gobierno lleva escrito en sus papeles, lo que un amigo piensa tras pasar varias noches pasándolo en grande con gente nueva. Un suspiro lleno de adrenalina.

Eso mismo le iba a estremecer cada rincón de su cuerpo pero, no a Sara, a Marcos. En una habitación  pintada tímidamente de colores cálidos, con la ropa en la silla, el ordenador y unas cuantas latas de Red Bull en la mesa, sin olvidar el despertador que pasó desapercibido.

-Mierda... Me dormí- Despertó sin aire en los pulmones y sin que el momento inoportuno le dejara llenar su cuerpo de oxígeno para que sus pies pisasen el suelo.

Se vistió tan rápido como pudo, cogió la cartera y las llaves de coche. Dejó una nota encima de la encimera de la cocina: "Mamá, Sara se marcha hoy no sé si llegaré a tiempo a verla pero no puedo esperar a que llegues a casa. En cuanto marché volveré. No tardaré te lo prometo. Marcos".

Y así, en un abrir y cerrar de ojos, se esfumó de la casa para coger el coche y despedirse de una buena amiga.

sábado, 14 de julio de 2012

Experiencia



Nacemos, crecemos y vivimos. Al camino llega gente nueva con sus buenos días, cómo te va o con el beso de las buenas noches. No elegimos a la familia en la que nacemos, ni de quien nos enamoramos... Ni mucho menos la fortaleza que pueda llegar a tener una amistad.
Cuando empezamos a darle importancia a un par de curvas y a la ropa de marca que lleva la vecina del 4º nos olvidamos de lo más importante. Nuestra vida está estructurada según una pirámide de valores invertida, influenciada por la edad del pavo, el alcohol, las malas compañías y los chicos malos. Esa etapa de la vida en la que te entregas completamente a la gente de la calle, a los que un día conociste en un bar de copas y no en uno de tus momentos bajos. Esas personas que un día cogerán las deportivas y huirán en el instante que tu mundo de cristal se comience a resquebrajar.
Pero, con las pequeñas y grandes embestidas que te da la vida, poco a poco, esa pirámide emocional desequilibrada va rotando hasta que la venda cae de nuestros ojos y, tomamos la decisión de colocar sus pisos de forma coherente.
Y aún así, con nuestras cualidades, defectos, méritos y patinazos... Seguimos sin tener el don para controlar el futuro de los acontecimientos, de quien será el próximo chalado que se meta en nuestra vida tras chocar por un despiste en una sala llena de ruidos y, que luego, inevitablemente, será al que decidamos ver cada mañana con sus ojeras, sus canas de más y su sonrisa de niño.
No elegimos lo que somos, pero apostamos por la vida. En nuestros momentos de gloria derrotamos a los traidores y, en nuestros momentos bajos son ellos los que vienen en busca de revancha.
La vida se convierte en un tira y afloja, en un desafío constante. Cuando llega la paz a nuestros días siempre es bien recibida, hasta que pasa el tiempo y esa paz en lugar de tranquilidad te atormenta. Ese equilibrio que pende de un hilo y que estremece hasta el último de tus sentidos.
Y sin saber a quién elegir ni que camino tomar. Y sin saber si un día más amanecerá gris, ni si por una fracción de segundo evitas que el destino se torne optimista.

Sólo sé, que no sé nada. Sócrates

martes, 1 de mayo de 2012

:)


Nadie dijo que fuera fácil.
Cuantas veces oiríamos de lejos: "no tengas prisa por crecer,
lo mejor es ahora no lo que venga después".
Así pasaron los años... Entre carreras, deshoras,
malas compañías, alcohol y "buenas" amigas.
Esas noches en las que juramos amor eterno ambientadas
por canciones que prometimos no olvidar.
Esas historias que inundaron tardes enteras y siempre
tuvieron un buen final.
Esas malas compañías que encauzaron el camino con el
paso del tiempo...
¿Y qué hay de las promesas que parecían más un pacto
de sangre que meras palabras románticas?
Por esas tardes, compañías, buenos amores... Y por la ironía que me fluye del cerebro a estas horas.
Gracias por haber sabido recibir bien esa patada en el culo y no estar en el presente.

sábado, 14 de abril de 2012

14 de abril de 1912

Llamaban al Titanic el buque de los sueños. Y lo era... Realmente lo era.


El hundimiento del transatlántico cumple hoy cien años de historia, testimonios, emoción y tristeza por aquellas víctimas que fallecieron en su cuarto día surcando los mares.
Un capitán, que no abandonó el barco;  la "insumergible" Molly Brown, una dama de primera clase que salvo a pasajeros de 2º y tercera de morir congelados en las gélidas aguas del Atlántico; los cientos de personas que no se encontraban en las listas que enumeran el gran pergamino de los fantasmas del Titanic; y como olvidar la orquesta, cuando sus músicos, hasta el último momento, no abandonaron sus armas: los instrumentos.
Una historia que dio soporte a una película de amor y tragedia. Pero no se queda ahí. La historia de Jack y Rose Dawson representa a todos. Los que tenían planes de boda y los que no. Los que contaban con hijos, nietos y biznietos. Otros que esperaban un destino incierto y buscaban en la ciudad norteamericana la oportunidad de su vida. 
Sin embargo, miles de sueños e ilusiones perecieron la noche del 14 de abril en las lúgubres aguas del océano.
Las historias de amor no se condicionan, no hay reglas, ni tiempo... Ni siquiera espacio. Va y viene. Te lo quitan como un caramelo un niño y sólo te deja lágrimas que engloban un profundo dolor.
Son gotas de agua dulce que nos liberan de un día bochornoso. Sentimientos que aceleran nuestra actividad cardíaca y que nos ruborizan en el momento menos oportuno.
Las personas son seres humanos con sus pros y sus contras, que no dejan de necesitar aire para respirar y un día cruzado para reventar con el que esté más cerca. No todas se merecen una oportunidad pero tampoco dejar en el hastío a el hombre de tu vida por una mala experiencia.
Debemos tomarnos la vida tal y como viene. No hay marcha atrás, ni elección posible para saber quien se sentará a tu lado en un asiento de autobús, te caigan todos los libros y te ayude a recogerlos ni siquiera para adivinar cuantas miradas se perdieron en el silencio.
Amar hasta caer rendido y soñar hasta dormirse. No dejar vencerse con el día a día, ni tampoco echar por tierra cuantas ilusiones tengas. 
Haz que cuente
R.M.S. Titanic

martes, 28 de febrero de 2012

Cambios, cambios y más cambios

Llega el momento. La campana suena, no espera. Así es como las primeras décimas de segundo son decisivas para establecer las reglas del combate. Juego sucio o no. Estrategia o trampas. Ganador comprado o perdedor merecido.
El día a día supone una nueva batalla. Levantarse sonriente y que no suceda ningún altercado hasta el anochecer, sería un triunfo. Pero como en todo, tiene que haber sus altibajos. Sus tensas situaciones, los obstáculos a dejar atrás y el sabor de la victoria.
Cada uno sigue su camino según intereses, envidias o principios. Hasta tu propio maestro puede dejarte en la estacada cuando estés completamente perdido.
Nada es lo que parece. Ni constante, como nos enseñan de niños. Ni duradero. El todo se esfuma y la nada se hace presente. Nos vemos solos. Ya podemos estar rodeados de gente que nos ahogaremos en un vaso de agua.
A veces pensaba que lo mejor sería tener algo siempre, un apoyo, un ideal que nos diera cada día fuerzas para ponerse unas metas y seguir adelante, felices como no. Pero el mejor camino es el que se hace sólo. Cuando dejas tus errores a un lado y les echas tierra. Ahora es cuando susurras: "Ya aprendí la lección. No volverá a pasar". Esas derrotas no hacen mella, te permiten levantarte y comprender que tan sólo es una experiencia. No ningún crimen. Hay demasiados aspectos por los que preocuparse que andar perdiendo el tiempo.
Así espero el amanecer de mañana con el chándal y una sonrisa. Ahí va mi nuevo asalto: Carpe diem

lunes, 27 de febrero de 2012

.


Arrepentirse de algo es innecesario. Toda experiencia traza un camino. Caes, te levantas y todo queda en cicatrices. La película se repite con otras situaciones, personas y argumentos. La vida pone a prueba todo lo que has aprendido: superar tus miedos, saber dar la espalda a un gran amor y dejar de contar a cientos de personas que piensas que estarán junto a ti.
La vida es toda buena película que entrama las moralejas, anécdotas y trucos. Oh sí, me encantan los trucos. Más aún compartirlos con un puñado de palomitas y como banda sonora la risa de mis amigos.
Las lágrimas son un pasatiempo amargo, pero te permiten liberar todas las tensiones del corazón: el miedo, la felicidad, la risa, el olvido y el más profundo dolor. Mientras que la sonrisa, gran temida por las envidias, es capaz de lapidar toda satisfacción del susodicho que espera una cara larga, enfado o una frase fuera de tono.
Sea para ocultar la tristeza o tan simple cuando te invade la felicidad.
Nunca te arrepientas de nada. Vive al máximo pues no sabes si mañana seguirás en este mundo para contarlo.

sábado, 14 de enero de 2012

:)


Amanece un nuevo día. Un par de velas, varita de incienso al fuego... Y la habitación se inunda con su olor.
Un café, la ducha rápida y, como no, fría. Vestirse a toda prisa, asustarse por las ojeras que aumentan cada mañana y no perder más tiempo para llegar a clase.

Las prisas. Las casualidades. Una radio optimista que siempre apaga los nervios y el mal humor del odioso madrugón. La canción que te traslada a una fiesta entre amigas, sus locuras pertinentes y mucha alegría.

-Hoy va a ser un buen día - Intuyó Sara.

Y no. No estaba para nada equivocada. Su cara lo decía todo. Tenía sueño, demasiado, pero era feliz. Y su sexto sentido tendría mucha razón.

La universidad y propósitos del nuevo año que se empiezan a cumplir. Helena llega pronto.

- Será broma...- Insinúa Sara entre risas.
- Me lo he propuesto y lo he cumplido. Ahora pensarás que yo tengo la boca como un buzón y no cumplo mis promesas. Estas generaciones de hoy en día son unos ilusos...
- Oye, oye que yo no dije que no lo fueras a cumplir... Sólamente me sorprende que sea un propósito tuyo.

Y las dos chicas se ríen, se ponen al día brevemente pero no logran, de ninguna de las maneras, atender el primer día de clase.

-Biiiiiiip! - La blackberry ha despertado. Un mensaje. Uno de tantos... Que poco se extraña.

-"Hola enana, ¿cómo van esas ojeras de Panda? no te olvides hoy debes de cumplir tu promesa, sino me vengaré. Te quiero".
- ¿Promesas? ¿yo?... Esto tiene que ser una broma. Desgraciadamente... Hoy no es el día de los inocentes. - Piensa Sara, metro y medio, Sharati... O cual sea el apelativo cariñoso por el que la conozcan.

Y rápidamente escribe. Mientras la clase continua y el profesor se da cuenta del afán con el que agarra el teléfono su alumna.
-Cualquier día te contratan de teleoperadora Sara... Pero esto es una clase de periodismo.
-Lo siento... Ya atiendo.- Y se ruborizó por completo.

Pero esto no queda aquí. Todavía queda la tarde que aprovechar.