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miércoles, 2 de noviembre de 2011

Blanco y Negro

En toda batalla cualquier soldado cae a los pies del enemigo bien por el cansancio, muerto o victorioso por haberle atravesado con su espada. Él sabe mejor que nadie el esfuerzo que le ha costado, las lágrimas que tragó por sus seres queridos y una profunda impotencia es la que consigue que salga adelante.

Caer está permitido pero es obligatorio levantarse. A veces te machacan, te conviertes en el muro de todas las quejas, patadas y chaparrones. Todo el mundo quiere gritar y sentirse comprendido. Nadie quiere llorar en silencio cada noche, a oscuras en su habitación y sintiéndose solo. Aunque con el paso de los años, muchos optan ese camino. Sí, fingimos como auténticos teatreros con tal de que nuestro entorno esté feliz y sin preocupaciones. Sin embargo, cada noche es una condena, una caída... Un desafío en el que siempre te das por vencido. Piensas en todo lo que te han reprochado los que quieres o los que has querido. Las sensaciones que experimentaste ante tu realidad cuando después, resultó ser la mentira más gorda que ni Pinocchio hubiera inventado. Todo es un chiste, un cuento amargo, una lágrima impotente que susurra ente dientes: "qué tonta fuí".
Dicen que de los errores se aprende. Pero, ¿y si no eres capaz de levantarte?. Cuando ves todo negro, te sientes vulnerable, inútil... Ya no das pie a que se cumplan tus metas, ni plantearte ver más allá del horizonte.
Sólo esperas con ansia que llegue una nueva mañana y puedas recibir el día con una sonrisa. Pase lo que pase, nunca debemos dejar de soñar... Pues los sueños son el vuelo directo a la libertad.

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