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martes, 1 de noviembre de 2011

La vida es demasiado corta como para no hacer lo que realmente ames


Llega el invierno. Es hora de sacar del armario la manta de lana, guantes y bufandas. Está helando, así que me prepararé una buena taza de chocolate caliente y una película divertida para matar el tiempo. Cae la tarde, se pone el Sol y poco a poco voy tomando el chocolate. Entre risas y lágrimas me veo reflejada, en un filme de yo que sé...¿¡ Veinte años!?. Es de locos.
Voy a dejar la taza en la cocina, recojo un poco el desorden de recipientes y migas que hay sobre la mesa y..
¡Piripi piripi!
- Está claro que nada ni nadie me dejará tranquila hoy. Con el ceño puesto me apresuró a contestar la llamada. Número desconocido... - Bien, un gracioso... Seguro.
+ Hola Lucy, ¿qué tal?, ¿estás haciendo algo importante?
- Hola esto... Bien. ¿Quién eres? No conozco tu número.
+ Abre la ventana y verás.

Confundida me acerco a la ventana, pliego las cortinas y... Una moto negra como la noche y con destellos plateados. A su lado, apoyado sobre ella un chico rubio, alto y poco más alcanzo a ver.
- No puede ser...
+Claro, sí que puede. Baja y compruébalo tú misma.

La casa quedará patas arriba. No sé que ponerme. Al final combino unos tejanos con una camisa a cuadros y  un abrigo negro. Le dejo una noto escrita de mala manera a mi madre y salgo corriendo escaleras abajo. No puedo esperar ni a que llegue el ascensor.

Abro la puerta del portal. No hay nada que decir, nos sobran los motivos. Me lanzo a sus brazos, me abraza fuerte...
+¿Ahora ya me crees?. Nada es imposible princesa

Mi voz no responde está bloqueada, sólo quiero que este momento no termine nunca. Nos subimos a la moto  hacia un lugar que... ¡Quién sabe donde estará! Eso no importa. No pienso en nada, sólo sonrío, le abrazo fuerte y me dejo llevar...
Si no arriesgas no ganas... Qué sabía es esa frase y gracias a ella ahora soy la persona más feliz del mundo.

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