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viernes, 18 de noviembre de 2011

El límite

Ainara se deja caer en la cama. Se desvanece. Esta sumida en un largo sueño: la historia de su vida. Se disparan ráfagas de imágenes, canciones, risas, lágrimas, ilusiones y enfados.
-Ainara...¡Ainara despierta! -Grita una voz desesperada al ver a la joven inconsciente. No en la cama, en el suelo. En la Universidad.- Por favor, ¡llamad a un médico!... Ainara ¡despierta!. Ainara...

Entre varios compañeros y amigos la llevan en volandas. Rápidos. Sus miradas buscan una salida entre la multitud de pasillos que forman el laberinto del centro.
-¡La ambulancia ya está aquí!- Advirtió uno de los alumnos de primero.
- Rápido, ponedla en la camilla- Indicó un miembro del equipo sanitario.

En la ambulancia. Dirección al Hospital Central...
-Pulso...
-Las pulsaciones están aumentando progresivamente- Informa su ayudante.
-Ha sufrido un bajón de tensión. Pero le haremos pruebas en el hospital igualmente, para estar seguros.

Una llamada. Más de dos tonos. Y tensión.
-Hola, buenos días ¿quién es?
-Buenos días...¿Raquel?.
-Sí, soy yo ¿quién eres? no conozco tu número.
-Raquel soy Rebeca, una compañera de Ainara de la facultad. Está llevándola una ambulancia al hospital. La hemos encontrado inconsciente en un pasillo.
-Dios mío...¡Voy para allá!. Gracias por llamar Rebeca.- Dejó todo lo que estaba haciendo.- Mi hija... Tarde o temprano iba a pasar...- Suspiró. Bajó corriendo las escaleras de su oficina, subió al coche y salió a toda velocidad para llegar lo antes posible al hospital.

En el Hospital...
-Mmm...Hola. ¿Dónde estoy?- Ainara se despierta media hora después de desmayarse. Está confusa. Luces, rostros que la observan, agujas, un pijama azul y una pegatina en la muñeca. - Oh no, el...
-El hospital Ainara... Estás en el hospital. Te has desmayado. ¿Cómo te encuentras?- Pregunta una amable enfermera.
-Confusa, mareada... Pero creo que bien.- Contestó débilmente.
-Es normal, estuviste inconsciente 30 minutos. Ahora te sentirás cansada. Descansa, mientras seguimos haciendo pruebas y comprobando las variables.- Sonrío.- Ah y tu madre está fuera. Está muy preocupada. En un momento la hacemos pasar.
- Está bien.- Suspiré.- Mi madre... Bastante tiene ella ya con trabajar y los problemas que le genera. Encima voy yo y me desmayo... En fin...- Pensó.

Su madre entró. La besó. Sonrío. Tenía ganas de gritar. Gritar de alegría. Su hija ya había despertado.
Pasó el tiempo entre conversaciones familiares y pruebas médicas. Comidas hospitalarias y olores a enfermedad.Si ya había entrado mareada  ahora estaba peor que en un crucero en medio del océano Atlántico.

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